El Decálogo de Seattle desarrolla estos puntos:
–Comience desde la infancia dando a su hijo/a lo que le pida.Así le hará creer que el mundo entero les pertenece.–Cuando diga malas palabras, riaselas.Esto le hará pensar que es muy “gracioso” y le animará a decir palabras aún más “graciosas”.–No le de ninguna educación espiritual o ética para caminar por el mundo.Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente por si mismo.–No le reprenda ni le diga que está mal algo de lo que hace, pues podría crearle complejos de culpa…Cuando más tarde lo arresten por algún délito se consolará pensando que la sociedad está en contra de él que es víctima de una persecución.–Recoja todo lo que deja tirado, libros, zapatos, juguetes, ropa… Ahorrele todo el esfuerzo…Así creerá que están todos a su servicio y se acostumbrará a cargar las responsabilidades sobre los demás.–Déjele leer todo lo que le caiga en las manos…Cuide bien que sus platos, cubiertos y manos esten esterilizados, pero deje que su mente se llene de “basura”…–Dispute y riña a menudo con su pareja en presencia de su hijo/a.Así no se sorprenderá demasiado el día que la familia quede destrozada para siempre…-Dele todo el dinero que quiera gastar.No vayan a sospechar que para disponer de él es necesario trabajar…-Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres.La mortificación y la austeridad no harán más que conducirle a una frustración perjudicial…-Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con maestros, vecinos o policias.Prepárese para cuando su hijo se encuentre en serios apuros. Disculpese diciendo “Nunca pude con este muchacho/a”…
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